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Doris Lessing, sobre maternidad y parto

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Hoy os comparto un fragmento, desgarrador y muy potente, escrito por Doris Lessing en su autobiografía Dentro de mípublicada en 1994.
Doris Lessing nos retrata en este texto su maternidad (en concreto su segundo parto y post-parto) en Rhodesia del Sur (Zimbabwe) alrededor de 1941. 



"Mi madre llegaba a toda prisa de la granja para decirme que era una irresponsable por tener otro hijo tan pronto, yo me defendía diciendo. "¿Por qué una mujer fuerte no puede tener dos bebés seguidos, todas las negras los tienen, o no?. "Oh cariño..." Y se largaba a quejársele a mi padre (...)
Mi segundo parto no fue lo que esperaba. Hago este apunte por esa afirmación de que lo que determina el transcurso del parto es la actitud mental. Mi primer parto o lying-in (“reposo en casa”, como solía llamarse antiguamente al parto, y con bastante acierto, pues debías guardar reposo durante semanas) lo abordé tranquilamente, sin esperar dolor, o dificultades, dada mi joven y arrogante salud. Pero el dolor fue terrible; después el bebé acabó por agotarme, seguramente debido a la exuberante salud que heredó de mí.Y por eso la segunda vez me preparé para un parto doloroso y para otro combativo bebé.
De nuevo la Primera Dama de la Clínica de Maternidad, la estúpida enfermera autoritaria, esas joviales enfermeras que se aseguran de que las madres y los bebés se vean lo menos posible. Yo estaba en una habitación en el extremo opuesto de la entrada, la habitación contigua a la que había ocupado anteriormente; la vida en una pequeña ciudad ofrece continuidades insospechadas para los habitantes de las grandes ciudades. Llegué, como la primera vez, por la noche, tras reconocer los dolores que eran diferentes a otras punzadas, retortijones, sensaciones, presiones del final del embarazo, y por la inconfundible oleada de energía de la que te provee atentamente la Madre Naturaleza. Sola, iba y venía por la habitación, después de haber sido bañada y, por supuesto, afeitada. Como de costumbre, la clínica ya no daba más de sí. “Tú sé buena chica”, gritaban las enfermeras, asomando sus cabezas sonrientes por la puerta.
Yo quería estar sola. Paseé, paseé toda la noche, dando vueltas y vueltas, fui a ver a los bebés que al principio todavía dormían, pero después los evité cuando empezaron a dar gritos, dos horas antes de la hora de comer. Miré las estrellas por la ventana. Me preguntaba cómo lo estaría llevando Frank con John. Después, a las diez de la mañana, unas punzadas aguadas, entraron el doctor y las enfermeras, y el bebé nació al cabo de media hora. Todavía esperaba que comenzara el parto. Me había dolido muy poco antes del cloroformo. Me enseñaron una niña menuda, más pequeña que su hermano, y al mismo tiempo hecha evidentemente de algo diferente, una cosita hermosa lista para ser abrazada y mecida. Pero: “Pronto acabará con tu paciencia”. “Por favor, enfermera, no te la lleves”. Oh, ya, pues entonces sólo un minuto. Los diminutos labios se aferraron al pezón, de nuevo el milagro, la vida que sabe exactamente lo que tú sabes. La enfermera está de pie frente a ti, con el ceño fruncido. “Todavía no tienes leche, ¿sabes? Mañana te bajará”.
Y se llevan al bebé triunfalmente, y a mí me dejan sola, lista para llorar desconsoladamente, en la cama. Pero faltaba otra vuelta de tuerca. La enfermera había prohibido a los hermanos y hermanas visitar al recién nacido a causa del peligro de infección. John vino con su padre y se quedó de pie, fuera, tras la ventana, en la entrada, y desde el otro lado yo alzaba al bebé en brazos y se lo enseñaba. Me sentía fatal. Él también tenía el ánimo por los suelos. No se me ocurre nada que pueda despertar más celos hacia el recién nacido, o que produzca más ansiedad a la madre. Esto fue lo peor de este segundo nacimiento.
Por las tardes Frank venía a visitarme con los otros padres. Al minuto exacto, cuando la hora de visita se había acabado, la enfermera acudía a la puerta. "Bueno papis..." gritaba, coqueta pero seria- se acabó. Voy a tocar el timbre. Dejad que vuestras pobres mujeres tomen un descanso".
Y el timbre sonaba en todo el edificio mientras los bebés berreaban. 
Es normal que uno se pregunte: “Si era tan horrible aquel lugar, ¿ por qué volviste?”. De hecho es una buena pregunta. Pues bien, hasta más adelante no supe lo horrible que era. Y “todo el mundo” iba allí. Tampoco había otro lugar adonde ir, realmente. No recuerdo clínicas de parto. Me refiero, por supuesto, a las mujeres blancas. Si hablamos de la pasividad de la mujer, y buena parte de mi actitud era de pasividad, creo que los hombres pocas veces carecen de pasividad cuando se trata de médicos.
Me senté en una pequeña habitación bastante oscura a dar de mamar a Jean mientras John tiraba de mí, tratando de que me deshiciera de ella y me fuera con él. Recuerdo haber pensado: "por lo visto sí me quiere un poco a pesar de todo"; y dio unos alaridos y se echó sobre mí, y yo dejé al bebé a un lado y traté de consolarlo. Y así hasta la saciedad. Estaba tan cansada. Ahora me pregunto cómo pude resistirlo. Juraría que las madres jóvenes gozan de una especie de líquido o de hormonas que les dan capacidad para aguantarlo". 

Doris Lessing,Dentro de mí.

Y hoy toca olvidar...

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"Chorus Girl Hope Chandler, 16, in Dressing Room Backstage at the Paradise Cabaret Restaurant" by Peter Stackpole



Y hoy toca olvidar... dejar atrás este par de semanas gris oscuro de médicos, inspección laboral y rehabilitación diaria...

Hoy toca volver al cuerpo a cuerpo que Zambra lleva días reclamando, bajar al suelo, sacar la peluca del armario y un buen disfraz del bolsillo.

Hoy toca abrazar el Carnaval con los ojos de niña que todavía conservo en algún lugar, ponerse a su nivel, volver a esas minúsculas que me dan la vida y que hace días que no encuentro, pero sé que están en algún sitio.

Hoy toca bailar a pesar de la cojera, bailar desde el corazón, reconectar con el útero que lo tengo abandonadito, hoy toca maternar y maternarse,  dejar los planes y las obligaciones para la semana que viene...

También toca llorar y dejar irse, soltar la fealdad que a veces se queda pegada sin proponérnoslo, dar paso al arcoiris.

Hoy toca reír, y no porque toque, sino porque ya va siendo hora y una niña de tres años, que me sirve de espejo, camina para el parque vestida de Buzz Light Year con toda la energía de una guerrera espacial.

Así que allá voy, a meterme en la ducha, vestirme y maquillarme, para ir al encuentro de los dos amores de mi vida, a ritmo de Nueva Orleans... Hoy voy a ser de nuevo la "chica" del Gánster.

Myriam Moya Tena





¡SE BUSCAN MECENAS!

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En minúsculas busca mecenas, gente afín al blog y/o que crea en mi escritura, tanto en las mayúsculas como en las minúsculas.

En minúsculas busca mecenas, gente relacionada con la crianza, la infancia, la familia, el porteo, la educación, la literatura, la ecología, el arte, la salud integral, la artesanía o sin relación alguna, simplemente gente que crea en este blog y su filosofía, y le apetezca estar aquí.

En minúsculas busca mecenas, para que el blog pueda seguir llegando cada vez a más y más gente y difundiendo la crianza respetuosa hacia los niñxs y la literatura.

En minúsculas busca mecenas para que yo pueda seguir estando con Zambra la mayor parte del día y siga soñando con vivir de mi escritura y me siga reinventando.

Hace tiempo que este blog se ha convertido en uno de los principales motores de mi vida y cada vez le dedico más tiempo, varias horas cada día.

Hace tiempo también el blog es uno de los más leídos (más de 50.000 páginas vistas el último mes) y está en los tops de ebuzzing de mayor influencia a nivel familia, por lo que me llueve publicidad comercial de todos lados.

Hasta ahora he dicho que no porque me parecía extraño que entrara gente en mi casa y la de Zambra.

Pero dándole vueltas he pensado que podía abrir el blog a gente afín a nosotras y que esta casa es un poco más de todas, de hecho poco a poco sois también parte nuestra familia.

Por ahora tenemos tres mecenas, con las que me une una intensa relación personal y a las que es un orgullo tener por aquí: mi terapeuta Mónica Manso deMaternidad Consciente, mi gran amiga Caro Ferrer deLa cocina de Carolina y mi adorada Lydia Ginés de Mundo Tueris, la librería on-line especializada en maternidad y crianza.

Como veis he abierto una columna en uno de los lados para la gente que quiera contribuir con una pequeña aportación mensual. Hay otras maneras de apoyarnos también.

Os espero en  myriam@enminusculas.com para los detalles.







Un fuerte abrazo,

Myriam Moya Tena


14 años, 14 de febrero y sin novio

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Hoy escribo esto pensando en mis alumnas, y en mi hija en un futuro, pero sobre todo en las hijas pre-adolescentes y adolescentes de las mujeres que me leen.

Hace un tiempo dije en facebook que alguien tenía que empezar a explicar a las niñas que tal vez el gran amor de su vida iban a ser sus hijxs.


No quería decir con ello que el amor de pareja no sea hermosísimo, ni que todas las mujeres deban tener hijxs, ni mucho menos que el fin de toda mujer sea la maternidad. Cada cual es cada cual, libre de elegir lo que le hace feliz. A mí la maternidad obligatoria me parece un sinsentido, porque hace sufrir principalmente a los niñxs.

Pero es verdad que muchas de nosotras, con el tiempo, devenimos madres, que una gran parte disfrutamos de maternidades gozosas y que el amor de pareja en esta sociedad (hombre-mujer en especial) está sobrevalorado, en detrimento de la diada mamá-bebé, y eso en la adolescencia se paga y muy caro.

Cada año, un poco antes de San Valentín, mis alumnas adolescentes (y cada vez más también los chicos) empiezan a ponerse nerviosas. Las niñas se emparejan casi con el primero que pasa, por no estar solas en fechas señaladas como el 14 de febrero (y aquí en Catalunya también en Sant Jordi).

De poco vale la teoría, que lo hablemos en clase, que sepan que es una fecha seguramente inventada al azar por unos grandes almacenes para vender más productos. Para ellas es el día de amor (entendido como el amor romántico de "a dos") y la presión social es fuertísima. La mayoría de las adolescentes que conozco, si ese día están solas, si no reciben su rosa o un detalle, pueden sentirse fracasadas, tristes y más solas que la una. Y lo que es peor, sé que hay mujeres maduras a las que les pasa lo mismo.

El año pasado recomendaba, desde la página del blog de facebook, a las madres de chicas adolescentes, que les escribieran una carta de amor a sus hijas o tuvieran con ellas algún detalle en este tipo de días, que les declararan de nuevo su amor incondicional. Aclaro que no todas las adolescentes son iguales pero, a esta edad, muchas comienzan a esperar y desesperar por “su príncipe azul” o “su diablillo rojo” porque hay de todo.

El amor romántico es una losa que arrastramos desde pequeñitas. Os pongo un ejemplo, hay niñas de la edad de mi hija (3 años) que tienen asumido tener “novio”, aunque sea una especie de broma entre los padres/madres de ambos.

Yo escucho a la gente hacer comentarios, en la calle y los parques, sobre niñxs de 3 o 4 años (de sexos diferentes) que son típicos de relaciones adultas sexualizadas y desde mi punto de vista inadecuados.

Son comentarios que se han normalizado de tal manera que pueden llegar a parecer simpáticos: “Tu niño las lleva de calle”, “éste sí que liga”, “esta niña ha salido a su madre, los vuelve a todos locos”, “mi hija de cinco años tiene dos novios”, “mi hija de cuatro años en cuanto llega un chico, deja a sus amigas y se va, lista que es” etc, etc. Medio en broma, medio en serio, les vamos un poco robando su infancia, su edad y la palabra amigo/a, lo que para mí es una gran pérdida.

Yo pienso que las niñas han de ser niñas (igualmente los niños) y disfrutar de su infancia y sus relaciones sin convencionalismos de género adultos, para que maduren a su ritmo.Mi hija, por ejemplo, tiene muchos amigos varones y para nosotros en casa no hay ninguna distinción con sus amigas chicas. Jamás ningún comentario fuera de lugar, porque es de casa de donde sacará sus simientes, es en casa donde aprenderá a ser querida de manera incondicional y espero, no sé si lo lograremos, a no depender de otro ser humano para sentirse completa.

Últimamente, se está hablando mucho y ya era hora, de un tema muy importante, de la hipersexualización de las niñas. Niñas que van a lugares sexistas como Princelandia (solo para niñas) a hacerse la manicura y a vestirse de modelos mientras (imitando a “los mayores”) hablan de ligues, de novios, etc. Niñas a las que se las califica como “sexys” (un adjetivo adulto) a edades muy tempranas, incluso por sus propios padres. Niñas que han de estar siempre guapas para la ocasión (incluso pasando frío). Niñas buenas y niñas malas, da igual. Esto les toca a todas.

Cuánto más amor haya en sus vidas desde el inicio, cuánto más presencia materna (y paterna), cuánto más cuerpo, más lactancia, más besos, más caricias, menor necesidad tendrán de buscar un amor romántico y una aprobación y complementación ajena en el otro sexo, de manera desesperada, cada vez a edades más tempranas.

Nada más, que dentro de dos días es 14 de febrero y habrá muchas adolescentes tristes, con 14 años y sin novio… espero que cuando Zambra crezca las cosas sean diferentes. En ello estamos.


Myriam Moya Tena.

Hoy no me sale ni una palabra...

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Y de repente el síndrome de la página en blanco (o tal vez debería decir del documento blanquísimo de word), las manos sobre el teclado desde hace 60 minutos y tú, procastina que procastina, abriendo el facebook y el e-mail, buscando en la web las imágenes perfectas para ese post tan emotivo que has escrito mentalmente a las 7 de la mañana, mientras tu hija hacía una toma non-stop larguísima y tu mente jugaba a desvelarse.


Ni una palabra te sale, ni una palabra...


Hoy es domingo y te has levantado a las 8 en punto para escribir, en cuanto ha soltado la teta, y sin desayunar has ido directa al ordenador, rezando para que no se despertase. Con el post fresquito en tu cerebro, todavía somnoliento, has acariciado el teclado y has dicho "esta es la mía".


Pero tu pequeña no ha tardado ni 15 minutos en reclamar tu presencia, y ella y papá unas dos horas y media en salir de casa. Y no, no falla, tu hija cuando tú quieres escribir lo huele y no te deja ni un minuto. Y tú mientras vas repitiendo bajito "venga post, bonito, espera, espera un rato más, no te me vayas". 


Y al final se fue... se fue para volver cuando le dé la gana, a una hora intempestiva, que es cuando salen mis mejores posts, porque aquí una sigue escribiendo como POETA y lo del oficio y la escritura diaria está muy bien, mientras una no es madre. Pero ahora, si las musas se van a darse una vueltita, la calle está muy linda y hoy es domingo y no hay tiempo que perder. Me voy tras ellos.


Eso sí, esta noche, a más tardar mañana: "Musas a mí!" (como en la foto).


Os estaré esperando.


Myriam Moya Tena

De madre a madre

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“eh, tú, si tú, la madre de x (y w, y z…), la equilibrista, te mereces un monumento!!!”

Tú, que te has levantado girada, porque las madres también nos levantamos del revésa veces, y has sonreído y dicho "buenos días" a tu hijo/a, con tu voz más dulce, te mereces un monumento.

Tú, que te has levantado girada y has sido incapaz de disimular, tú que has necesitado verbalizarlo y expresarlo en voz alta, te mereces un monumento.


Tú, que has aguantado la cuarentena de la varicela con un bebé/niño en casa y has participado en tantos juegos y has sobrevivido, cuando pensabas que no podrías más, te mereces un monumento.

Tú, que llevas 5 noches sin dormir más de 4 horas, por la “itis” de turno, y sabes que esta noche será la sexta, te mereces un monumento.

Tú, que has cogido parte de tus días de vacaciones para poder cuidar a tu hijo enfermo, porque este sistema patriarcal tan injusto no te da otra opción, te mereces un monumento.

Tú, que hoy (por lo que sea) necesitas un relevo urgente y sabes que el relevo no llega hasta las 5 de la tarde, y respiras y te reinventas, minuto a minuto, hasta las 5, te mereces un monumento.

Tú, que piensas “hoy no llego a la cena”, porque estás un poco enferma y cansadísima, y horas más tarde te ves tranquilamente cenando con tus hijxs y riéndote, te mereces un monumento.

Tú, que en un momento concreto has llamado a tu madre (que vive en otra ciudad) o a una amiga cercana para poder dormir y descansar, y no has necesitado excusas, te mereces un monumento.

Tú, mamá lactante, que pillas todos los virus de tu hijx (con lo que eso comporta) mientras le ayudas a inmunizarse, te mereces un monumento.

Tú, que das teta a temperaturas increíbles, de día y de noche, y tienes más trucos que el almendruco para no pasar calor ni frío, te mereces un monumento.

Tú, que a veces has gritado y te has largado a la calle con un portazo, tú que has dejado salir la rabia y no te ha gustado, a pesar de que era necesario… Tú que no te has reconocido, pero te has perdonado, te mereces un monumento.

Tú, que no tienes una pareja o tribu que te apoye en la crianza, y te sientes sola, pero continúas día a día, te mereces un monumento (y una tribu).

Tú, que tienes una pareja que te apoya en la crianza y estáis en fase de conflicto, por mucho que sepas que es parte de vuestro aprendizaje, te mereces un monumento.

Tú, que has mirado a tu infancia cara a cara, que has hecho el viaje en pleno puerperio para sanar tu historia y llegar libre a tus hijxs,  te mereces un monumento.

Tú, madre bloguera, compañera de viaje virtual y de horas sin dormir, la que (sin saber cómo) encuentra tiempo para cada post, la que come a veces delante del ordenador, la que escribe hasta soñando, te mereces un monumento.

Tú, que ya los tienes en la adolescencia, y practicas cada día la confianza y el amor incondicional; tú, que a pesar de las mil dudas de esta nueva etapa, has decidido embarcarte en el viaje, te mereces un monumento.

Tú, que colechas feliz y deseosa cada noche, a pesar de dormir en posturas increíbles, tú la de la cama sin horarios, te mereces un monumento.

Tú, que estás teniendo un embarazo complicado y además has de cuidar a tu hijo/a mayor, tú la que convives con la esperanza y el miedo, te mereces un monumento.

Tú, que has cogido una excedencia para estar con tu hijo/a, y las estás pasando canutas, económicamente hablando, y aún así lo volverías a hacer (una y mil veces) porque es lo mejor que has hecho en tu vida, te mereces un monumento.

Tú, que has vuelto a trabajar sin ganas, porque quisieras quedarte con tu hijo, y lloras a escondidas en el curro y vuelves a casa, como alma que lleva el diablo, para sanar -con una dosis extra de cuerpo a cuerpo- el dolor mutuo de esa separación, te mereces un monumento.

Tú, que has ido a por el segundo, con una situación incierta en casa (sea la que sea), porque el deseo de ese niño por venir te estaba explotando en el cuerpo y jamás te has arrepentido, te mereces un monumento.

Tú, que has luchado por salvar tu lactancia, con uñas y dientes, da igual si lo has conseguido o no, tú que has encontrado como yo un hada madrina (de la teta), te mereces un monumento.

Tú, que das el biberón como si fuera el pecho, con esa ternura que me deja boquiabierta; tú, la reina del porteo, ya sabes quien eres, te mereces un monumento.

Tú que tienes un bebé estrella, o dos, o tres, con todo el amor y el dolor que eso comporta, te mereces un monumento.

Tú que no tuviste tu parto soñado, estuvieras muy informada o no (da lo mismo) y has sido capaz de aceptarlo y sanarlo, (o estás todavía a mitad camino) te mereces un monumento.

Tú, mujer y madre, que eres yo, que eres tú, que eres tu madre, tu abuela, tu linaje, tu hija y a la vez te sabes única e irrepetible, te mereces un monumento

Tú, la madre de x (y w, y z…), la de los sueños cotidianos, la de los imposibles posibles, la del cuidado, la del calor, aunque no salgas jamás en la prensa, sabes que con cada minuto estás cambiando el mundo…

No lo olvides.


No hay nadie como tú.


Eres una campeona!!!



Slotermeer-Noordoost, Amsterdamn by  Karma

Myriam Moya Tena


pd: a los padres que me siguen, que cada vez son más, les prometo la versión paterna

Yo, mujer, madre nutridora, me nutro

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 Imágenes  Lindy Longhurts



Yo me nutro.

Yo, mujer, madre nutridora, me nutro a diario a mí misma de la misma manera en que nutro a mi(s) criatura(s).

Yo, mujer, madre nutridora, me conecto con la tierra que piso y el cielo que me cubre de forma consciente por lo menos una vez al día. Da igual si vivo en la ciudad o en el campo, sé que mis raíces atravesarán el asfalto y llegarán al suelo.

Yo, mujer, madre nutridora, me amo. Me amo de manera incondicional igual que amo a mi hijo/a, que ya va siendo hora.

Yo, mujer, madre nutridora, me hablo con voz suave, me veo, me acaricio. Dejo un lugar importante para la escucha de mi cuerpo y de mi útero.

Yo, mujer, madre nutridora, me nombro, me nombro sin adjetivos, sin coletillas por lo menos una vez al día, me nombro sin ser “la madre de” “la hija de” “la hermana de” “la que trabaja por”… solo yo, mi nombre y mis apellidos.

Yo, mujer, madre nutridora, me miro al espejo y me digo todo aquello que necesito oír, a ser posible en voz alta y en soledad.

Yo, mujer, madre nutridora, reconozco mi enorme función y responsabilidad a la hora de acompañar a mis hijxs. Sé que desempeño una tarea importantísima y re-evolucionaria y me valoro en concordancia.

Yo, mujer, madre nutridora, disfruto de cada faceta de mi sexualidad: el erotismo maternal, el erotismo adulto, el autoerotismo siguiendo en cada momento los designios de mi cuerpo.

Yo, mujer, madre nutridora, me busco mi espacio propio para nutrirme, con o sin criatura según me apetezca, abrazo mis hobbies, mis pasiones y les doy cabida en mi vida.

Yo, mujer, madre nutridora, reconozco a las otras tres mujeres que habitan en mí, me sé cíclica y lo disfruto.

Yo, mujer, madre nutridora, persigo mis sueños de la misma manera que cuando era una niña. Doy lustre a mis alas a la vez que a las de mis hijos/as. Me reconozco su ejemplo. Si yo sueño, ellos sabrán soñar.

Yo, mujer, madre nutridora, reconozco que soy la única responsable de nutrirme. No delego esa tarea en los demás. Abandono la discordia constante y vivir en un conflicto permanente porque sé que no es bueno.

Yo, mujer, madre nutridora, me pongo en marcha. Actúo. Empiezo a hacer todo lo que me hace feliz, me reinvento si es necesario, pruebo cosas nuevas, para que mi maternidad siga siendo igual de gozosa.

Yo, mujer, madre nutridora, me escucho, me informo y saco partido de las diferentes fases de mi ciclo menstrual.

Yo, mujer, madre nutridora, invento la manera de retirarme a mi cueva cuando sea preciso, aunque sea de manera simbólica.

Yo, mujer, madre nutridora, si soy todavía puerpera, me respeto en el puerperio, con sus subidas y bajadas, y me amo incluso danzando con la Sombra.

Yo, mujer, madre nutridora, me nombro centro de mi vida (y sé que esto cuesta mucho) para que mis hijos/as puedan girar y ser libres, para servirles de ejemplo.

Yo, mujer, madre nutridora, me sé compleja: mental, emocional, espiritual, corporal. Intento cultivar y cuidar cada una de las facetas. Pongo especial atención en conectarme conmigo misma esté donde esté.

Yo, mujer, madre nutridora, me sé parte de un linaje pero también auténtica e irrepetible.

Yo, mujer, madre nutridora, me nutro no solo a nivel fisiológico. Aprendo a poner límites a lo que no me sienta bien, a la gente o las actitudes que no me hacen feliz. Me rodeo de AMOR.

Yo, mujer, madre nutridora, me escribo a mí misma, me regalo, me bailo, me canto, me ronroneo, ME MIMO como a un bebé. Rescato y doy cabida en mi vida a mi niña interior. Aprendo de ella.

Yo, mujer, madre nutridora, abandono la búsqueda de la perfección a todos los niveles y me dedico a disfrutar el presente. Mi hija es mi maestra.

Yo, mujer, madre nutridora, soy diferente a cualquier otra madre nutridora del mundo porque soy única. Dejo de compararme y me reafirmo. Partiendo de ahí me dedico a tender puentes y a tejer redes.

Yo, mujer, madre nutridora, apoyo a otras mujeres, madres nutridoras, en su viaje por la maternidad, sin juzgar, desde la flexibilidad que me da mi maravillosa imperfección. Desde la escucha y el respeto. Cada cual es cada cual.

Yo, mujer, madre nutridora, soy consciente de que todo lo anterior no siempre es fácil, pero estoy en el camino y estoy en marcha.


He vuelto a mi centro y estoy feliz.


Es prioritario, por mi hija, por mí.



Myriam Moya Tena







pd: gracias otra vez a mis nuevos mecenas: Mundo TuerisMontessori para todos,Froggies, TetatetMaternidad consciente, Crianza en FamiliaMenuda tribu,  La cocina de Carolina, Crianza Naturalespero que entréis en sus páginas, hay detrás mucho amor y dedicación.

Hoy es 8 de marzo y yo sueño

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Imagen Leandro Lamas.


Hoy es el día de la mujer y como mujer honro a todas las que me precedieron y fueron abriendo caminos: mi madre, mis abuelas, mis bisabuelas, generaciones y generaciones de mujeres, así hasta Lilith, la primera... 

Hoy es el día de la mujer, hoy recordamos a las 129 trabajadoras que murieron quemadas en un incendio en la fábrica Cotton Textile Factory en Nueva York en 1908 (ha sido emocionante y triste ponerles rostro, supongo que algunas eran madres).

Hoy es el día de la mujer y nombro a las mujeres brujas que ardieron vivas en hogueras porque tenían en su poder toda la sabiduría femenina y ancestral, el mayor feminicidio de la historia.


Hoy es el día internacional de la mujer y celebro, celebro a cada una de las mujeres que me acompañan en este camino de cambiar el mundo porque no están reñidas la celebración y la denuncia al menos no en mi caso.

Hoy es el día de la mujer y sueño, sueño con que entendamos que hacemos falta todas.

Hacemos falta todas porque nos queda tanto por soñar y hacer que no sobra ninguna.


Yo sueño.

Sueño con una medicina holística que no nos trate como enfermas por ser cíclicas, una medicina no patriarcal.

Sueño con embarazos dignos y respetados. Estamos creando vida.

Sueño con partos naturales, normales, respetados, hermosos. STOP violencia obstétrica!

Sueño con lactancias bien informadas, no interrumpidas antes de tiempo por los designios del mercado laboral.

Sueño con abortos espontáneos acompañados y duelos respetados. Otra violencia que no se visibiliza.

Sueño con elegir libremente si quiero cuidar yo misma de mis hijxs o no y que nos paguen por cuidar que ya va siendo hora.

Sueño con una ética del cuidado. 

Sueño con maternidades gozosas y bajas maternales en concordancia. STOP violencia laboral/institucional!

Sueño con crianzas respetuosas para nuestras hijas y para las hijas de nuestras hijas.

Sueño con que podamos ganarnos la vida haciendo lo que nos gusta y nos hace felices.

Sueño con que nadie tenga que morir por el hecho de ser mujer o niña, sueño con la vida.

Sueño con niñas respetadas y no abusadas sexualmente. Sueño con la educación integral y acabar con la ceguera social y el mutismo.

Sueño con que desaparezca la violencia que las propias mujeres ejercemos contra otras mujeres, con el fin de los juicios y prejuicios.

Sueño con mujeres empoderadas orgullosas de su sexo y estirpe, con mujeres que cuidan de sí mismas y de otras mujeres.

Sueño con un mundo donde quepan la talla 36 y la 56.

Sueño con hombres valientes que caminan con nosotras codo con codo, pie con pie.


Y sobre todo, sueño con puentes largos larguísimos, con amplitud de miras, con círculos de mujeres concéntricos, tan amplios como el número de mujeres que participen en ellos.


Porque hacemos falta todas, nos queda tanto por hacer, que no sobra ninguna.


Pd. soñar y actuar son para mí inseparables, sin sueños no hay movimiento.

Myriam Moya Tena

Hoy cumplimos dos años "en minúsculas"...

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Hoy se cumplen dos años desdeel inicio oficialde este blog, desde que Zambra y yo comenzamos a ser un poco parte de vuestra vida y vosotras de la nuestra. Así que es un día alegre y estamos de celebración en casa.

Las que me seguís desde hace tiempo sabéis lo importante que es "En minúsculas" en mi vida, las horas que dedico a nuestro pequeño rincón en la blogosfera, la felicidad que me reporta. A pesar de que ha crecido mucho, he intentado que siga siendo un lugar cálido y acogedor, espero haberlo conseguido.



En el último año he doblado el número de posts (lo cual en mí es toda una hazaña, porque solo escribo cuando estoy inspirada). También hemos crecido de manera vertiginosa en visitantes y personas que nos acompañan, muchas seguís ahí desde el inicio, lo cual me hace muchísima ilusión; otras nos acompañaron un  trecho del camino y algunas habéis llegado más tarde para quedaros, a todas MIL GRACIAS.




Gracias por estar ahí, a las duras y a las maduras.



Gracias por respetar mis silencios (a veces largos) cuando necesito nutrirme.



Gracias por vuestros comentarios, por cada aportación.



Gracias por los e-mails que enviáis y por esperar pacientemente la respuesta.



Gracias a las que nos seguís desde facebook, a las que nos compartís y comentáis también allí.



Gracias a los hombres que nos leen que cada vez son más.



Gracias a las que habéis adquirido un ejemplar de Hedonia y habéis conocido mis mayúsculas, ami otro yo. Gracias porvuestras reseñasy vuestro cariño.



Gracias a todos losmecenas que apoyan este proyecto desde hace poquito (columna derecha). Estoy orgullosa de teneros en casa.




En fin, gracias a todas por existir, por ser cómo sois, por la vitalidad que desprendéis.




Sin vosotras este blog no sería lo mismo.




Os quiero mucho.




Myriam Moya Tena.




pd. prometo pronto un sorteo de celebración...


"Soñando con senos" de Anne Sexton

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Os comparto un poema de Anne Sexton, poeta norteamericana (1928-1974) que me gusta mucho a pesar de su dureza. Es un poema muy intenso que habla de lactancia, relación madre-hija, cáncer de mama, amor, dolor, culpa, tristeza... (advierto, puede herir la sensibilidad del lector/a)





SOÑANDO CON SENOS

Madre,
extraño rostro de diosa
sobre mi hogar de leche,
delicado asilo,
te devoré.


Mi necesidad te tragó
como si fueses comida.

Lo que diste
lo recuerdo en un sueño:
los brazos pecosos envolviéndome,
la risa en alguna parte sobre mi sombrero de lana,
los dedos de sangre atando mi zapato,
los senos colgando como dos murciélagos
y luego precipitándose hacia mí
hasta doblarme.

Ahora los senos que conocí a medianoche
me golpean como el mar.
Madre puse abejas en mi boca
para evitar comer
y eso no fue bueno para ti.
Finalmente cortaron tus senos
y la leche se derramó a borbotones
sobre la mano del cirujano
y él los abrazó
y yo se los quité 
y los planté.

Te he puesto un candado,

Madre, amada humana muerta,
para que tus grandes campanas,
aquellos queridos ponis blancos,
puedan ir galopando, galopando,
donde quiera que estés.

Anne Sexton


DREAMING THE BREASTS


Mother,
strange goddess face
above my milk home,
that delicate asylum,
I ate you up.
All my need took
you down like a meal.

What you gave
I remember in a dream:
the freckled arms binding me,
the laugh somewhere over my woolly hat,
the blood fingers tying my shoe,
the breasts hanging like two bats
and then darting at me,
bending me down.

The breasts I knew at midnight
beat like the sea in me now.
Mother, I put bees in my mouth
to keep from eating
yet it did no good.
In the end they cut off your breasts
and milk poured from them
into the surgeon's hand
and he embraced them.
I took them from him
and planted them.

I have put a padlock
on you, Mother, dear dead human,
so that your great bells,
those dear white ponies,
can go galloping, galloping,
wherever you are.

Anne Sexton

Las madres no somos como dicen por ahí

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Hace unos días mi amiga Ileana de Tenemos Tetas escribía un post más que recomendable titulado “Los bebés no son como nos lo contaron. Ésta es la reflexión que ha estado rondando por mi cabeza después de leerlo y que por fin he encontrado tiempo para escribir: las madres puérperas, las recién paridas, tampoco somos como se dice por ahí…

Las madres, las recién paridas no estamos deseosas de ponernos a dieta, ni de recuperar no sé qué dichosa figura, las madres (muchas) echamos de menos nuestra pancita y nos vamos adaptando poco a poco a los cambios… Queremos re-conocernos y re-descubrirnos en nuestros nuevos cuerpos y sabemos que dicho cuerpo es sabio y que todo volverá a su lugar, que no tiene porqué ser el mismo.

Las futuras madres, antes de parir, no estamos deseosas de que nos abran el vientre y nos hagan una cesárea programada (inne-cesárea) para no enterarnos del parto. La gran mayoría de las madres (le pese a quien le pese) queremos parir.

Las madres recién paridas no necesitamos soltarle el bebé al primero que pase para irnos de copas, de cena con la pareja o de tiendas con las amigas. Para muchas de nosotras la vida social pasa a un segundo plano, especialmente si nuestro bebé o niño no es bienvenido en el lugar donde vamos. Nosotras nos estamos enamorando de un amor que durará toda la vida, es normal que le dediquemos mucho tiempo. Así que cuando llega la noche (y buena parte del día) estamos deseosas de DORMIR.

Las madres recién paridas no estamos contando los días para volver al trabajo con vistas de que éste nos libre de “esa supuesta carga” que es criar. Las madres estamos deseando bajas maternales más largas y remuneradas para no separarnos ni un segundo de nuestro bebé y la mayoría volvemos al trabajo llorando, ya es hora que se sepa.

Las madres puérperas no andamos buscando un fin de semana romántico con el padre de la criatura todavía, y puede ser que no lo necesitemos en muchísimo tiempo… tampoco ansiamos estar 24 horas en un Spa, queremos darnos un agradable baño en casa, sabiendo que si nos reclaman estaremos disponibles, queremos seguir tranquilas nuestros propios tiempos.

Las madres recién paridas no necesitamos horarios para dar el pecho, ni queremos separarnos de nuestros bebés para dormir, la mayoría experimentamos ansiedad cuando la criatura está en otros brazos por muy conocidos que sean… las madres necesitamos brazos y manos ajenas  que cocinen para nosotras, que frieguen, que laven, que limpien... y se encarguen de la ropa… por lo general preferimos no delegar (al menos fue mi caso) en nadie el cuidado directo del bebé, ni de día ni de noche.

Las madres no queremos una batería de artefactos que nos sustituyan antes de empezar: chupetes, biberones, calentadores, esterilizadores, mantitas, muñecos, telecomunicadores, potitos, etc. Queremos ser libres de utilizarlos solo si así lo decidimos y no que nos los metan en la maletita del gine o nos los regalen en el centro de salud.

Las madres queremos asesoras de lactancia cercanas, doulas que nos acompañen en el puerperio y vengan a casa, un personal médico más preparado en lactancia materna y con capacidad de desplazarse al hogar si hiciera falta, lo que salvaría muchas de nuestras lactancias que se quedan por el camino… queremos ser prioritarias para la sanidad pública y la privada, queremos que la lactancia materna sea una asignatura de importancia en la Universidad de Medicina y en los cursos de formación continuada de los sanitarios. Estamos hablando de salud comunitaria, de mucho dinero y de salvar vidas, poca broma.

Las madres no queremos ser superwomans, ni estar monísimas (“de la muerte”) para nuestros bebés… las madres ya sabemos que somos para ellos lo mejor del mundo… Nosotras queremos poder vivir el puerperio con dignidad, sin que se nos obligue a saltárnoslo o a pasar por él de puntillas, acompañadas por buenos profesionales cuando sea necesario. Queremos disfrutar de pasar tardes en pijama, con los calcetines desparejados, despeinadas, concentradas en el placer de cuidar y amamantar(Eso sí que alguien nos traiga mucha agua, chocolate o algo para picar cuando se lo pidamos, que la lactancia a demanda da mucha sed y hambre).

Las madres recién paridas no estamos deseosas de pasarnos horas en el gimnasio poniéndonos a tono, ni de tomar suplementos dietéticos o usar cremas adelgazantes, nada más lejos de la realidad… las madres buscamos un grupo cercano de postparto/lactancia donde hablar y ser sostenidas o un lugar para practicar hipopresivas donde podamos acudir tranquilamente con nuestros bebés para recuperar nuestro suelo pélvico.

Las madres recién paridas no estamos como locas intentando recuperar nuestra vida sexual conyugal (ni hace tanta falta que en los cursos “oficiales” de pre y post parto se nos insista en que posturas coitales son las mejores para evitar en dolor de la episiotomía) Las madres tenemos nuestra sexualidad focalizada en nuestra criatura como cualquier hembra de una especie mamífera. Parir y amamantar son parte muy importante de nuestra sexualidad, aunque no se nos explique.

Las madres no soportamos el llanto de nuestros bebés, necesitamos abrazarlos, calmarlos, amamantarlos, llevarlos encima... Las madres estamos hartas de que se nos mienta y se nos recomiende dejarlos llorar. No hay ni una sola que lo lleve bien pues es contra natura.

Yo sé que hay tantas madres como mujeres, por lo tanto habrá algunas madres que no se identifiquen con este texto, pero también observo que cada vez se respeta menos la maternidad a nivel social, sobre todo el periodo del puerperio. 

Parece que solo existan dos prototipos “oficiales” de madres: la "madre mártir "que no disfruta de su maternidad sino que se sacrifica (lo cual no me gusta nada porque yo creo en la maternidad gozosa y liberadora) y la "madre superwoman" adicta al trabajo y a la vida social para la cual la maternidad es una faceta más en su vida, ni siquiera la más relevante…

En el camino nos hemos quedado las madres comunes, las del día a día, las que yo conozco, las que queremos estar tranquilas para criar en paz y  vivimos la maternidad con la mayor dignidad que podemos...

No somos pocas, que conste, somos millones, y movemos el mundo.


Myriam Moya Tena

Conciencia de mi Cuerpo de Mujer (mi experiencia)

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A veces me olvido del cuerpo. Sí, yo, mujer y madre, a mis 40 años, voy por ahí como una cabeza volátil llena de ideas, fantasía, sueños, recursos y puzles varios. Y camino kilómetros y kilómetros, horas seguidas y hasta días.

Siempre hay algo que momentáneamente me devuelve a él: un cuerpo a tierra con mi hija, la lactancia diaria, un achuchón con mi pareja, un buen baño a solas a la luz de las velas… pero no dura demasiado, en las temporadas que estoy muy mental (por suerte cada vez son menos), he de hacer un esfuerzo consciente para volver al cuerpo, aunque cada vez me es más sencillo.

Otras veces camino conectada conmigo mismay siento cosas increíbles como que de mis piernas salen raíces que atraviesan el suelo, que de mis brazos crecen ramas y atraviesan ventanas… veo entonces lo verde que me rodea, los cambios en las nubes, el sol y mi mente se para, rectifica, descansa…

Soy yo, la misma de siempre, pero soy tan distinta… hay tanta potencia en mí cuando noto esa esfera naranja en mi bajo vientre (que es como suelo visualizar mi útero), hay tanta danza en mí, incluso cuando estoy parada, hay tanto amor y tanto gozo…

Hace exactamente un año hice un curso on-line de tres meses que se llamaba Conciencia de mi Cuerpo de Mujer, lo impartía una amiga mía Mónica Felipe Larralde. Supe que ese taller era para mí en cuanto lo vi: yo recién salida del puerperio(un poco de golpe lo reconozco); yo que empezaba a percibir mi cuerpo fuera de la diada Zambra-mamá; yo, tan menudo mental y volátil, y sin embargo tan feliz cuando lograba bajar al cuerpo, a la tierra…

Confieso que seguí el curso un poco como pude, pero logré encontrar la manera (entre mi poco tiempo libre por aquel entonces) de sacarle partido. Se sentaron en mi vida unas bases que siguen ahí un año después, descubrí muchas cosas, pero la más importante fue saber que podía volver a mi cuerpo con bastante facilidad siempre que lo necesitara.

Gracias a haber podido conectar con mi útero unos meses antes, mis cólicos de riñón (que habían empezado con el embarazo) habían desaparecido, había aprendido a parar, a escuchar y escucharme. Ahora quedaba avanzar y dar un paso más: aprender a hablar con mi cuerpo - cuando estaba desatendido- desde el afecto y no desde el dolor (al menos siempre que fuera posible).

En ello ando. Con el paso de los años, tengo más recursos. Los míos propios, los que he ido incorporando y un conjunto de meditaciones y relajaciones que me han facilitado la vida y todavía me acompañan en el cotidiano. La voz de Mónica me da paz, los ejercicios y visualizaciones me sientan bien, y cada vez soy más adulta y voy llenando mi vida de cosas y personas que la enriquecen, a la vez que hay cosas que de forma consciente dejo marchar.

Así que es verdad, como ya os he dicho, a veces me olvido del cuerpo. Sí, yo, mujer y madre, a mis 40 años voy por ahí como una cabeza volátil llena de ideas, fantasía, sueños, recursos y puzles varios… pero vuelvo, vuelvo a conectarme bastante a menudo, como mínimo un ratito de “yo, me, mí, conmigo” cada noche.

Gracias a Mónica Felipe y gracias a las 24 mujeres reales que hicieron aquel viaje conmigo… hay cosas que no se pagan con dinero…

Con amor,

Myriam Moya Tena



Pd: el 12 de abril Mónica Felipe abre un nuevo curso on-line Conciencia de mi cuerpo de mujer, el último de éste año, os lo recomiendo de corazón, porque a mí me vino muy bien. Un abrazo.




El maestro de ajedrez

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Este relato responde a un artículo de Arturo Perez Reverte que demuestra una extraña simpatía por un "maestro" despreciable y un modelo de educación caduco. Creo que ya es hora de crecer y admitir que nuestras infancias no fueron idílicas.

"Lo recuerdo como si fuera ayer y mira que hace más de 30 años. Aquel maestro de ajedrez, cuyo nombre mi memoria ha borrado, entraba en la sala y mi corazón empezaba a latir de forma acelerada. Su sola presencia me asustaba, algo me oprimía la garganta y me costaba respirar. Jamás dije nada, a pesar de pasarlo fatal, no quería que me tocara a mí la hostia que siempre llevaba disponible, como guardada en el bolsillo. Yo no crecí con miedo a la oscuridad,  al agua o a los perros, como un niño cualquiera, yo crecí con miedo a “Don Severo”. En cuanto el hombre echaba a mi padre, como al resto de padres de la sala, mis piernas empezaban a temblar y yo, mira si era listo aunque era chico, hacía un esfuerzo tremendo por apretar los pies contra el suelo y me concentraba en las fichas, rezando para que esa hora terrible pasara lo más rápido posible.

Recuerdo que ninguno levantábamos la cabeza. Éramos niños “muertos en vida”, simulando jugar al ajedrez y deseando que no nos entraran ganas de ir al lavabo o algo parecido porque Don Severo no pasaba ni una. Reinaba en la sala un silencio sepulcral y yo no podía dejar de imaginarme lanzando una a una todas las piezas contra la cabeza de Don Severo, sangre y más sangre por todas partes, y después el tablero. Pena que el miedo me paralizara porque sé que todos los niños soñábamos lo mismo.

Jamás perdonaré a mi padre, no por llevarme a esas clases, que el pobre lo hacía buscando una aprobación social que tampoco obtenía. Sino porque aquel día que vino un extranjero y pudo quedarse en la puerta; aquel día en que yo me sentí lo suficientemente seguro como para soltar tres palabras y decirle a Juanito que me habían regalado un perro; aquel día en que me creí protegido...  cuando Don Severo me dio un tremendo coscorrón delante de sus narices, él no estuvo a la altura y no me defendió. Mi padre, que tanto alardeaba de luchar contra el maltrato de los animales, que se consideraba progresista, aquella tarde se calló como un gusano.

Aquella historia del club de ajedrez hizo que se abriera una brecha entre mi padre y yo que tardé muchos años en cerrar. Porque Don Severo era un capullo, un desgraciado, un cobarde que no merecía llevar el nombre de "maestro", pero mi padre… mi padre era mi padre, aquel hombre en quien siempre había confiado y me falló. Y eso duele, cojones, con seis años, la soledad duele mucho".

Myriam Moya Tena

La crianza respetuosa en la televisión pública

Hija mía, tú eres especial...

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Imagen Diane Duda

Hija mía, tú, eres especial,
especial, increíble, irrepetible, mágica,

como todos los seres que pueblan el planeta,
especial, increíble, irrepetible, mágica,
como tu padre y tu madre que soy yo,
especial, increíble, irrepetible, mágica,
desde la punta de los pies al último cabello,
especial, increíble, irrepetible, mágica,
desde el amanecer hasta el ocaso,
especial, increíble, irrepetible, mágica,
desde el ayer hasta el mañana,
especial, increíble, irrepetible, mágica...


ahora y siempre,
tú, jamás serás un número,

especial, increíble, irrepetible, mágica
caminas por la vida
sonriendo.

Myriam Moya Tena


Educar es principalmente escuchar, acompañar…

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Hoy os traigo algo diferente. Para quienes no la hayáis leído os dejo la entrevista que me ha realizado Pilar Martínez Alvarez de Maternidad Continuum dentro de su ciclo titulado "Otra educación es posible". Así sabéis un poco más de mi faceta profesional como profesora de secundaria en la enseñanza pública...


La entrevista original y el resto de entrevistas de la serie las puedes leer aquí 


PM- Myriam, cuéntame un poco de tu historia ¿Eres una maestra con vocación o llegaste a la enseñanza por casualidad?

yo- Soy maestra por vocación. La educación es algo que me apasiona. Siempre he querido ser dos cosas, desde muy pequeñita: maestra y escritora, ambas se cumplen. Había una tercera: cantante, que se perdió por el camino.


PM- España está a la cabeza de Europa en fracaso escolar, de hecho uno de cada tres jóvenes no termina la secundaria ¿Cuál crees que puede ser el motivo?

yo- Primero, tal vez aclarar que no es un fracaso escolar sino un fracaso del Sistema Educativo en mayúsculas. Ningún niño/a fracasa. Todos los estudiantes son válidos. Muchos no terminan la secundaria porque lo que les están ofreciendo desde arriba tiene muy poco que ver con lo que les gusta, con su cotidiano, con lo que les hace felices. 

Cuando hablamos de “fracaso dentro del sistema educativo” lo hacemos solamente en términos de rendimiento académico. Si hablásemos de felicidad, de satisfacción, de curiosidad o creatividad del alumnado, la cifra sería todavía aún mayor. Por desgracia, los estudiantes (tengan la edad que tengan) siguen sin tener voz.


PM- Eres profesora de adolescentes ¿Por qué crees que los niños pierden las ganas de aprender y se convierten en adolescentes desmotivados?

yo- Yo no creo que los adolescentes estén desmotivados, al menos, no la mayoría, Yo creo que están desmotivados principalmente dentro del aula, así de triste y así de duro. Los adolescentes, más conectados al niño que fueron, siguen necesitando disfrutar del ahora, vivir en el ahora. Se les educa para ir pasando cursos para llegar a algo (universidad, ciclos superiores, mundo laboral) que les es muy lejano. 

Los adolescentes siguen cultivando sus sueños de manera individual o en grupo (música, deporte, graffitti, baile, naturaleza, escritura…). Hay una creatividad brutal en la adolescencia que se queda fuera. Todo eso podría caber en la escuela.

PM- ¿Es posible enseñar sin las amenazas, los castigos y el miedo a la nota final? ¿Se puede conseguir que los niños (y adolescentes) aprendan por el placer de aprender?

yo- Es posible. Yo hace años que lo hago y no soy la única. De hecho es la única manera de enseñar. Lo otro coaccionar, obligar, dar o quitar “nota” a alguien a cambio de que memorice una información que tal vez no le interesa, no merece ese nombre. 

Los adolescentes responden al amor y al respeto. Incluso los considerados más conflictivos, en un clima amoroso, colaboran, aportan, aprenden, enseñan. Son unos seres fantásticos socialmente muy poco comprendidos. Son un espejo para los adultos y eso nos duele.

PM- Nuestros hijos se aburren en clase, aprenden de memoria y al día siguiente lo olvidan ¿Qué cambios incluirías tú en el sistema educativo para que esto no ocurriera?

yo- Son tantos, no sé por dónde empezar: asistencia NO obligatoria, horarios flexibles y mucho más cortos, eliminar las aulas, integración de los padres/barrio, ratios más pequeñas, liberarnos de la lacra de las asignaturas, abandonar los exámenes y la puntuación por conocimientos tan arbitraria que tenemos, dar paso a la creatividad, la locura, la felicidad, la conexión con la naturaleza, la vida…

La más importante es escucharlos. El sistema educativo creado a sus espaldas no funciona, no nos/les hace felices. Así que hay que ser humildes y ver y preguntar ¿qué necesitáis? ¿Cómo lo harías vosotros? ... Y que ellos nos marquen en camino. Educar es principalmente escuchar, acompañar…

PM- ¿Alguna cosa más que nos quieras comentar?

yo- El amor incondicional hacia cada uno de los seres que tenemos delante, a los cuales se nos ha dado el privilegio de acompañar es la gran asignatura pendiente. Todos sabemos que requiere un gran trabajo personal previo. 

Ninguna persona incapaz de ofrecer amor incondicional debería dedicarse a la educación por muy docto que sea en su materia. Ese intercambio está destinado al fracaso. Para educar hay que estar abierto a aprender y a que se nos rompan los esquemas. Hay que ser capaz de ver lo que cada ser humano ha venido a aportar. Dejémoslos brillar. Son sorprendentes.



Pilar Martínez y Myriam Moya Tena

Libros que acompañan mi maternidad/crianza (I)

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Hace tiempo que quiero abrir en el blog una sección de libros relacionados con la maternidad, educación, crianza, feminidad consciente, etc. Así que ahora que se acerca Sant Jordi (aquí en Catalunya) y el día de la madre, aprovecho para recomendaros unos cuantos libros de esos que me acompañan en mi maternidad y  que a mí me ha encantado leer... Ésta es la primera entrega...


Lo que hacen las madres de Naomi Stadlen. 

Un libro que llegó como una bendición en mitad de mi puerperio y que explica todo lo que hacemos las madres sobre todo cuando parece que no hacemos nada. Está lleno de testimonios reales y es muy adecuado para compartirlo con la pareja (para que nos entiendan!!!) Es un gran libro, muy reconfortante, sobre todo para madres primerizas.




Aprender a educar sin gritos, amenazas ni castigosde  Naomi Aldort. 

Un libro que considero imprecindible. De lo mejor que he leído en crianza  Nos enseña a acompañar a nuestros hijos desde el amor y el APEGO, para ello revisamos nuestras creencias y parte de nuestra infancia. Tiene un montón de ejemplos prácticos para validar a nuestros hijos en todos tipo de sentimientos desde el respeto y la empatía.






Cómo no ser una drama mamáde Amaya Ascunce. 

Un libro para hartarse de reír, para sanar de alguna manera nuestra infancia. Para esos ratitos en que nos quedamos a solas por la noche. Un par de cuentos al día y las lágrimas de risa están aseguradas. Adoro a esta bloguera, si queréis saber de qué va su libro o leer alguno de los drama consejos pasad por su blog. Este es un libro para auto-regalarse y cuidarse una. No os arrepentiréis seguro.





Pintará los soles de su camino de Cristina Romero Miralles. 

Un libro delicioso que podéis descargar gratuitamente en pdf, aunque yo os recomiendo que si os gusta lo tengáis en papel porque la edición es preciosa. Un libro que nos ayuda a cuidar el alma de nuestros hijos y la de toda la familia. Una joya.





Maternidad y creación de  Moyra Davey

Un libro atípico y muy especial que recoge ensayos y creaciones de mujeres escritoras y/o artistas. Habla de la maternidad en relación con la vida propia y de las dificultades para compaginarla con la vida creativa. Este libro me lo regaló una buena amiga poeta y me parece único. Para madres escritoras, artistas y/o sibaritas.




Lactancia, con imágenes de Jose Bravo y textos de Noelia Ferrer.

Este libro ha sido mi última adquisición hace solo unos días, directo desde Tetatet. Un libro increíble con fotos muy reales y textos expresivos, cotidianos y frescos. La verdad es que me está gustando muchísimo.



Por último, os recomiendoHedonia, un libro mío, escrito antes de mi maternidad y que estoy muy feliz de que haya sido parte del puerperio y post puerperio (o como quiera que se llame) de muchas seguidoras de este blog. Un poco de magia, noche, erotismo, divas, Jazz, para esos pequeños ratos a solas con nosotras mismas. Tiene una banda sonora exquisita y creo que os gustará. Aquí os dejo la opinión de algunas lectorasy un cuento de regalo.



Próximamente continúo con mi lista.

Myriam Moya Tena


pd- para regalar a una amiga embarazada (o a su pareja), como primer libro, el Bésame mucho de Carlos González sigue siendo una gran opción, casi nunca falla, por mucho que pasen los años...

pd2- Casi todos los libros se pueden adquirir on-line tanto en Mundo Tueris (la primera librería on-line de maternidad) como en Crianza Natural y también en otros negocios familiares relacionados con la maternidad, la educación libre, el porteo etc que tienen su propia sección de libros. Creo que es importante recordar que igual que compramos la fruta y verdura en la cooperativa o en la frutería del barrio, hagamos lo mismo con los libros y permitamos así que las familias que han emprendido sus negocios virtuales puedan seguir dedicándose a ello mucho tiempo. Lo mismo sirve para las librerías de barrio y para las bibliotecas, dónde es interesante reclamar estos libros para que más gente pueda beneficiarse de su lectura. 

Un abrazo gigante a todos a tres días de Sant Jordi (el día del libro).

Frases a evitar ante una lactancia complicada

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A veces nos encontramos con madres que están teniendo serias dificultades en algún momento de su lactancia. No me refiero a los primeros días en los que puede haber algunas grietas o ingurgitaciones o malas posturas que poco a poco se corrigen. Me refiero a esas situaciones más complicadas, en las que la madre se ve desbordada,  hay mucho dolor, la lactancia tal vez pende de un hilo y cada una escala como puede su propia montaña.


Por mi propia experiencia -y la de otras tantas mujeres que he ido conociendo en los grupos de lactancia- cuando una tiene muy claro que quiere amamantar largo tiempo y se encuentra con serias dificultades algo en su interior se rompe a un nivel muy profundo. La experiencia es muy dolorosa. Hablo de mastitis de repetición, frenillos sublinguales que dificultan seriamente  la lactancia (por suerte no todos lo hacen), abscesos, operaciones,  lactancias inducidas, relactaciones, lactancias diferidas a largo plazo, etc.


Sería interesante que como mujeres aprendiéramos a acompañarnos unas a otras sin juzgar, comenzando por usar un lenguaje adecuado y respetuoso con la madre en cuestión, o por estar presentes desde el silencio y la escucha activa si no sabemos qué decir.


Pero hablamos, hablamos mucho, tal vez demasiado.



Os dejo algunas de las frases sobre lactancia que fueron dirigidas a mí o a otras madres cercanas, y que pienso que es necesario evitar:



"La lactancia debería/tiene que ser algo fácil y natural, si no es así, es que no tiene que ser 

 Frase culpabilizadora y desesperanzadora para la madre que se pregunta entonces ¿Por qué yo? ¿Qué tengo yo de malo? ¿No tengo otra opción? ¿Voy contra-natura? etc. Frase que incita al destete y no tiene cuenta el duelo posterior, ni que muchas lactancias complicadas superan el trance y continúan felices. Algo muy diferente y más recomendable sería por ejemplo: "la lactancia suele/puede ser algo fácil y natural pero no siempre es así, lamento que tengas dificultades... ¿Cómo te puedo ayudar?"



 " De tanto sufrir por esa lactancia le vas a pasar los nervios a tu hijo/a y eso no es bueno; mejor le das biberón y felices todos” 

Ayer una sanitaria, encargada  de la parte física de un grupo de post parto me comentó que le había dicho esto a una de las madres, que tras 4 meses y medio luchando por su lactancia, a veces al llegar al grupo, se ponía a llorar. Estas palabras demuestran un profundo desconocimiento de la importancia de la lactancia materna para muchas mujeres y una intromisión en una decisión totalmente personal.

Es verdad que cuando la lactancia no fluye, una a veces está triste, agotada, llora con facilidad. Pero ¿qué ocurre cuando otra cosa en la vida no fluye? ¿Una está como unas castañuelas? ¿Tira por eso la toalla? Poder compartir ese dolor en un grupo postparto es fundamental para seguir, poder llorar acompañada alivia, es una pena que no todo el mundo tenga la sensibilidad de verlo.

La lactancia materna es cosa de dos, lucharse una lactancia, cada a día, codo a codo con tu  hijo/a, crea un vínculo fuertísimo, es una historia de amor.


"La Gutman dice que lo tuyo es…"

La frase de detrás era la interpretación subjetiva de la mujer en cuestión de algún fragmento de algún libro de Laura Gutman (mujer que he leído y respeto) pero que ha sido muy tergiversada y muy utilizada para emitir juicios. Pongo a Laura Gutman de ejemplo porque estaba muy en boga cuando mi hija nació, pero me serviría cualquier de los considerados “gurús” de la crianza. De nuevo recomiendo: escuchar primero y si no podemos/sabemos cómo ayudar a la madre, mejor callar.


 “Lo tuyo es todo psicológico”

Esta frase suena hasta determinista, resta poder a la mujer que la recibe y sobre todo obvia la parte fisiológica de una lactancia: los pechos de la madre (maleabilidad, pezón, etc)  y la boca del bebé (frenillos, labios, paladares) con todas sus características. Se suele utilizar también en otros casos en que las mujeres están en fragilidad extrema: pérdidas gestacionales, dificultad para lograr el embarazo, menstruaciones dolorosas, etc. Para mí es una frase inútil, a desterrar no solo en cualquiera de las situaciones citadas, sino en general en cualquier ámbito de la vida. 


“Dale biberón, No te compliques y dale biberón. No es para tanto, no se va a morir”

Cuando esto te lo dice alguien muy cercano, alguien que además ha amamantado, dan ganas de salir corriendo. Es verdad que el niño/a no se va a morir (tal vez no en el primer mundo), pero la lactancia materna tiene tantísimas ventajas: físicas, nutricionales, inmunológicas, motoras, emocionales, espirituales… y cada una de ellas en mi caso hubiese sido una gran pérdida. 

"¿Quién dices que te lleva lo del pecho? ¿una asesora de lactancia?... esas son todas unas locas" "No vayas a un grupo de lactancia que te van a sacar el dinero y tú ahora estás floja y se aprovechan"
 
Dicho por un par de sanitarias en situaciones diferentes ¿Y si llego a hacer caso? ¿Dónde estaría mi lactancia ahora?



“Lo del frenillo es una moda” “Yo antes de cortarle el frenillo a mi hija/o lo destetaba” 

Hay un profundo desconocimiento sobre este tema. Suerte de que cada vez hay más grandes profesionales dedicando sus horas de estudio y su esfuerzo para permitir a un montón de madres y bebés disfrutar de su derecho a la lactancia como todos. Suerte que estos bebés, pueden tener otra opción al biberón.


“Al principio a todas nos cuesta”

Ay no, decirle eso a alguien que está suplementando a su hijo/a con su propia leche en jeringuillas, a alguien que sufre mastitis de repetición, a una madre que ve que su hijo no recupera el peso y ha de pasarse a una lactancia mixta, a una madre que está relactando, me parece frívolo. Por suerte la mayoría de inicios no son así, eso es lo bueno, lo que consuela.


“¿Te vale la pena? Dejar de hacer tu vida por una lactancia… ¿te vale la pena?

Pues sí, valió la pena, aquel esfuerzo.
Hoy, 39 meses de lactancia después lo corroboro, valió la pena.



Myriam Moya Tena

De madre a padre.

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Hace algún tiempo escribí un post titulado: De madre a madre y prometí que escribiría la segunda parte dedicada a los padres, así que aquí está, para mi compañero, para todos los hombres que surcan los mares de la paternidad, con un abrazo sincero: de madre a padre. 


 A mi hombre, Mr Love Daddy, por estar, por existir. 




Ilustración desde Naranjas y zapatos

“eh, tú, si tú, el padre de x (y w, y z…), su compinche de juegos, eres un campeón!!!”


Tú, que te has levantado a las 8 un domingo lluvioso (el único día que puedes dormir) y (sin desayunar) llevas 30 minutos comentando las hazañas de Pocoyo o cualquiera de sus semejantes, eres un campeón.

Tú, que te has levantado prontísimo un día cualquiera, y has dejado a tu mujer y a tu hija en la cama, pensando que te gustaría quedarte en casa en vez de irte a trabajar, eres un campeón.

Tú, el rey del colecho, que además tienes la suerte de tener una cama de 1,35 en la habitación de invitados, para dormir a pierna suelta cuando te apetezca, y jamás te ha sentido desplazado, eres un campeón.




Tú, que estás en la "crianza con apego" de mutuo acuerdo, tú que lo tenías clarísimo y aún así cada día te sorprendes, eres un campeón.

Tú, que has llegado a la crianza respetuosa a regañadientes, siguiendo los impulsos de la “loca” de tu mujer; tú que te has reconfortado de ver a tu compañera y a tus hijos felices, y has ido deshaciéndote poco a poco de cada una de tus corazas, eres un campeón.

Tú, que todavía no lo tienes muy claro, tú que piensas que esto tal vez hará a tus hijos "blandos", tú que todavía estás sí pero no, y cada vez estás más cerca del sí y de dejarte ir y disfrutar en familia, eres un campeón.

Tú, que has tenido una infancia hermosa, y al ser padre le has agradecido a tu madre su capacidad de maternar, eres un campeón.

Tú, que has tenido una infancia dolorosa y has visto que se te despiertan mil fantasmas, y te has in-formado para darles a tus hijos/as algo muy distinto, eres un campeón.

Tú, que has mirado cara a cara a tu niño interior, que has hecho tu propio viaje interno, ayudado por tu paternidad, eres un campeón.

Tú, que has decidido ir a la escuela de tus hijos, para aportar algo tuyo a los niños que hay allí, y les has abierto una ventana a tu corazón y a tu creatividad… eres un campeón.

Tú, que ya no compartes casa ni vida con la madre de tu/s hijo/s, pero intentas que reine la armonía entre vosotros, para que vuestra descendencia se lleve lo mejor de ambas partes, eres un campeón.

Tú, que has visto a tu mujer embarazada vomitar durante varios meses seguidos y/o has acompañado ese embarazo de riesgo, tal vez descolocado o totalmente empoderado y enternecido, eres un campeón.


Tú, que tienes un bebé estrella o más, y has sido el sostén de tu mujer mientras no sabías muy bien donde agarrarte, eres un campeón.

Tú, que no tuviste el parto soñado, tú que te lo perdiste porque fue cesárea, tú que te quedaste con ganas de gritar o incluso gritaste que querías estar allí, tú que fuiste el primer cuerpo que abrazo a tu hijo/a mientras ella llegaba, eres un campeón.

Tú, que al coger a tu hijo en brazos sentiste el amor más inmenso del mundo, más allá de todo amor conocido, y a la vez te enamoraste de nuevo de esa madre recién nacida, eres un campeón.

Tú, que has acompañado el inicio complicado de una lactancia, que te conoces de "pé a pá" los grupos de apoyo a la lactancia de la ciudad, tú que sabías que eso era importante para tu mujer y tu bebé, y allí estabas aguantando el tipo con 30 mujeres con la teta fuera, sin saber muy bien qué hacer o decir, eres un campeón.

Tú, que estás orgulloso de tu hembra y de su lactancia no interrumpida, tú que sabes que tu hijo/a tomará el pecho hasta que quiera y que un poco has perdido esas tetas, eres un campeón.

Tú, que has aprendido a preparar un biberón, pero que entiendes que aunque tu mujer no dé el pecho, ese es su momento y les dejas tranquilos/as disfrutarlo, eres un campeón.

Tú, el experto descongelando leche materna, tú que has pensado más de una vez y "cómo lo haré yo sin tetas" (cuando ella trabaja), y has sido capaz de hacerlo, eres un campeón.




Tú, que sabes de las secuelas de una episiotomía, tú que has visto la libido de tu mujer irse de vacaciones (o incluso la tuya) tú que has esperado pacientemente el regreso y has sobrevivido una temporada con mimos,  abrazos,etc, sin quejarte demasiado, eres un campeón.

Tú, que has visto como tu bebé/niño de repente gritaba "mamáaaaa", y no podía verte ni en pintura, sin explicación alguna; tú que has aguantado como un jabato la etapa de la angustia de la separación, eres un campeón.

Tú, que has entrado por la puerta y te ha caído un grito, tú que has visto como tu mujer te daba el niño/a al llegar y salía corriendo, tú que la has visto bailar con su sombra y aún así la amas con locura, eres un campeón.

Tú, a quien el intenso puerperio (a pesar de saberlo) te pilló un poco por sorpresa, tú que agradeciste aquel capítulo de Naomi Stadlen “Gritando a mi pareja” y los artículos de Laura Gutman estratégicamente dispersos por la casa, eres un campeón.

Tú, que has visto que la tempestad podía convivir con la calma, que la ternura siempre ha sobresalido, que la época de grito interno se fue tal como vino, eres un campeón.

Tú, que haces que mi hija vuele, tú que te conviertes en dragón o en dinosaurio, tú capaz de jugar a "rayos y tormentas" y vivir en un castillo de cojines durante horas, eres un campeón.

Tú, que porteas a diario con un arte que da gusto verte, tú que estás tan orgulloso de hacerlo que hasta medio presumes, eres un campeón.

Tú, hombre y padre, que eres mi compañero, el hombre que yo he elegido para caminar juntos y el que a su vez me ha elegido a mí, con la única promesa de vivir el presente lo más felices posibles y con la intensidad que se merece, eres MI campeón.

Tú, el padre de x (y w, y z…), el de los juegos que me dejan con la boca abierta, el de los sueños hechos posibles, el protector, el cuidador, aunque no salgas en los periódicos, sabes que con cada minuto estás cambiando el mundo…


No lo olvides.
No hay nadie como tú.
Te mereces un monumento!!!

Myriam Moya Tena


 

Pd: Todas las ilustraciones son de Naranjas y Zapatos un blog que celebra y refleja como nadie la paternidad con sus imágenes, os lo recomiendo. 

Pd2: Blogs/webs que os recomiendo para profundizar en temas de paternidad (y otras muchas cosas) escritos por hombres (y mujeres) que admiro como Ramón Soler de  Mente Libre , Carlos Costa de El Cartapacio de Gollum,  Alejandro Busto de Psicología Ceibe, Armando Bastida de Bebés y más y El mundo de Armandillo, y David Lay de Y papá también.

Pd3: gracias de nuevo a mis mecenasMundo Tueris, Froggies, Tetatet, Crianza natural, Mama Coquette, Maternidad consciente, Crianza en Familia, Menuda tribu,  La cocina de Carolina, espero que entréis en sus páginas, hay detrás mucho amor y dedicación.
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Todos los días son el día de la madre

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Imagen Amy Swagman


Todos los días son el día de la madre

Todos los días podríamos intentar encontrar un momento a solas para honrar el útero que nos acogió y/o los brazos que nos acunaron. Desde el respeto y en silencio.

Todos los días podríamos pensar que somos parte de una cadena interminable de matrioskas, eso relativizaría nuestro paso por el mundo y nos acercaría de una manera sencilla a la inmortalidad y al origen.

Todos los días sería hermoso agradecer y cuidar de alguna manera a esa otra madre tierra que nos engloba y protege, y hacerlo de manera consciente.

Todos los días abrazar también la parte masculina que está en nosotras y que completó la primera célula porque es muy necesario que todo sea visible.

Todos los días,  mirar a los ojos de cada uno de nuestros retoños y agradecerles el habernos convertido en alguien diferente, una mujer mucho más sabia, más vulnerable, empática y madura.

Todos los días reconocer en nuestros hijos/as a nuestros maestros/as.

Todos los días podríamos quitarle los adejetivos a nuestra maternidad y acercarnos al resto de mujeres que recorren (cada una a su manera) el mismo camino.

Todos los días podríamos tender puentes.

Y entonces devolverle a la palabra "madre" todo lo sagrado y todo lo cotidiano, para que no necesitemos un día de la madre para estar presentes.

Para que seamos simplemente eso hijas-madres-hijos-padres... parte de la cadena del flujo de la vida.

El gran milagro.

Myriam Moya Tena

pd: la presencia no siempre es física, los/las que han perdido a sus madres o a sus hijos en el camino lo saben bien, la presencia es intemporal, honrémoslos también.
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